

Os contaré la verdadera historia de Terpsícore. No era musa sino muso y se paseaba con mallas ajustadas por el bosque polinizando flores. Si ya se, peco de rabia y es que me abandonó junto a Clío, una paloma a la que le ataron las patas. El Sr. Wells poeta obsceno donde los haya y la que ahora suscribe nos encargamos de ello. Ocurrió cuando caía el solano y no tuvimos más que enfundarnos con sendos sombreros, que calaban hasta la pirueta más simple, y ahora (ellas) solo tienen pase de visita si vas a la memoria, y la pereza es danza y la dignidad freno.
Aún así volvería a él con solo un chasquido, para que profanase de nuevo este santuario insípido, de historias en su ausencia.

Te veo revoloteando hambrunas,
engrasando ansias,
salando triunfos,
friendo cebollas.
(Maduixeta)