viernes, 29 de febrero de 2008

Eso






Os contaré la verdadera historia de Terpsícore. No era musa sino muso y se paseaba con mallas ajustadas por el bosque polinizando flores. Si ya se, peco de rabia y es que me abandonó junto a Clío, una paloma a la que le ataron las patas. El Sr. Wells poeta obsceno donde los haya y la que ahora suscribe nos encargamos de ello. Ocurrió cuando caía el solano y no tuvimos más que enfundarnos con sendos sombreros, que calaban hasta la pirueta más simple, y ahora (ellas) solo tienen pase de visita si vas a la memoria, y la pereza es danza y la dignidad freno.
Aún así volvería a él con solo un chasquido, para que profanase de nuevo este santuario insípido, de historias en su ausencia.




Te veo revoloteando hambrunas,
engrasando ansias,
salando triunfos,
friendo cebollas.

(Maduixeta)

sábado, 23 de febrero de 2008

A Daniel Quintero

La ciudad del burro azul




Hay días en el que te ves como explorador en un safari, hay días en la que estás más desnudo que otros y lo único que te cubre es un paraguas, hay días en las que las palabras redundan a la imagen, hay días que hacer todo cubre un ápice de la nada, hay días y días y hoy es uno de esos que pasan con mas, sin más, hay días que evocan el olor a sardinas, compatriota de olores de tu barrio, hay días que te dibujan un burro azul y hasta te emocionas, hay días en que al terminar el día después de tantos sobresaltos, llamas a tus viejos amantes y reparas que son tan solo eso, hay días que quisieras que fuesen simplemente días de días, por otro lado, un día con Paula.


domingo, 17 de febrero de 2008

Todas las canciones de amor, son mentira


Pongamos las cartas sobre la mesa: Te amo. No obstante, si desaparecieras yo no dejaría de existir, y no porque menguara lo que a ti me lleva, todo lo contrario.
Hoy me levanté con cierta palidez que resalta estos cabellos rojizos, en definitiva: Hermosa, y tu no estás aquí.
Si se ofrecieran otras bocas por ellas iría, no porque no te quisiera, que lo hago, y no sabes cómo, más bien por hambruna de hembra.
Sabes que no pertenezco a nadie, y si así fuera, sería de ti o tal vez lo sea, y esta rebeldía mía impide que lo admita.
Si estuvieras hoy jugando a que me tomas, te diría que todas las canciones de amor son mentira, exceptuando la nuestra.
¡Ojala fueses un Florentino en el amor en tiempos de cólera! ojala nos encontrásemos al final del camino, entre tanto prediluvio.



Su tía Escolástica y ella se dieron cuenta que el se sentaba allí para mirarla, y el escribía una inmensa carta con letras de cada lado de los 70 folios escritos para ella.

(Gabriel García Márquez)

lunes, 11 de febrero de 2008

Respiraré fuera de tu pecera

Pieter Bruegel der Ältere La postal de los peces me fue enviada desde Viena, siempre existió un lugar de origen, un remitente que lanzaría mensajes hacia este destinatario, que fue incapaz de enmarcarla, al menos protegerla de algún modo. Representaba un pez inmenso que traga a otros más pequeños y estos a su vez, a unos menores.
La postal deambulaba entre estanterías, encimeras, etc. La tomaba de vez en cuando ejerciendo mis dotes adivinatorias- debido a la incipiente miopía- tratando de averiguar, cual era el pez más pequeño de los engullidos.

La otra noche apareció en sueños el mismo hombre, nunca deslumbré de quien se trataba, pero la otra noche… puede ver su rostro, era él, el que destruye el dibujo a tinta china, el de los peces grandes y nimios. En esta ocasión corría hacia mí- me consta que era mi deseo- corría hacia mi y no para una disculpa.
Me pregunto cual era su propósito, el de aquel que rompe alegorías.


Arde, furor oculto,
ceniza que enloquece,
arde invisible,
arde

Octavio Paz

domingo, 3 de febrero de 2008

¿Lo ves?





El Clandestino hace honor a su nombre: cuanto más lo busco, más me pierdo y agrada ese extravío entre las callejuelas y la posterior alegría al encontrarlo. Si, ya se, sólo es un restaurante donde las ensaladas la sirven con alfalfa, pero ¿es que acaso no es esto signo de osadía? Tal vez es la razón por la que me atrae y no solo eso: las camareras, jovencísimas, escuálidas, con sus delantales negros son de esa especie que -benditas impúdicas- se atreven a llorar frente a la barra, mientras cargan en sus bandejas, y ante tal desconsuelo, otra va y la abraza. Imagino historias alrededor de ellas, de su pelo corto-de una- a lo garçon, y la contemplo con una sonrisa franca al pasar entre las mesas. Es mal de amores, me digo… ¡una tragedia!
Bajo la mirada y lucho contra una escarola que se me resiste y es ahí donde todo radica.



Un poquito de humor



Versión Äfricana

- Psss, psss, camarera, acérquese un momento.

- Dígame usted...

- Esta escarola se me resiste. Está fría y dura. Por cierto, sus ojos son verdes, no?

- Pues sí, aunque a veces se vuelven marrones, dependiendo de la luz.

- Llévese la escarola y llore, llore sobre ella a ver si la pone blanda. Seguro que sus lágrimas son extra virgen.

- Le pongo también lágrimas de vinagre?

- Si es del bueno...

- Desde luego! Ve usted aquel tipo que llora en la mesa del fondo?

- Sí.

- Pues está borracho, acaba de terminarse botella y media de vino.

- Perfecto, perfecto...

(La Leona)