domingo, 9 de mayo de 2010

Esperad que ahora vuelvo

      
       

No se cuanto duraré conectada a Internet; así que seré breve.             
       



 Todo funciona como debe. No paran de chillar los pájaros anuciando la lluvía, en un domingo de lecturas matutinas, donde un perro somnoliento se tiende a los pies de su ama, y menea de vez en cuando la cabeza, preguntándose que diablos hará con otros.
 Una discusión abierta sobre las relaciones cautripartitas,  la idea de arte sugerida por una malagueña,  poemas de Euler Granda,  una nana que  no es una nana, la esquina de un bar que huele a ron.
Parece que comprende. Vuelve a adoptar el enrosque canino; retomando sus sueños en la caza de dodos.











Por favor, por favor. Traéme mi Dodo.



martes, 4 de mayo de 2010

Al niño que supo cruzar el pasillo

                     


Del bosque elefantiásico



Empezó con el miedo.
Un día apareció. Hasta ese momento, no supo sobre él.
Había transcurrido tiempo tras aquello, cuando irrumpió en el olvido
un Raúl Ariza que no había parado de ladrar como un perro.
    Durante semanas, en el compartimento trasero de su bolso,
ella llevaba sus historias: algunas leídas, otras por leer.
"Una mirada" ahí fue donde el hombre del Alma difusa la dejó
engarzada como un piojo verde a la oreja de su elefante.
Se eternizó -Pensó; y en este descubrimiento abrazó al desconocido.
Hoy en la mañana, por fin lo dejó libre; justo al llegar a la página
ciento veintidós; cuando todo sucede en un instante.









Lo ves. Ahora no lo ves.
¡Alehop!
El ilusionista hizo desaparecer el pañuelo.
Sabía que habría ido a parar a otro lugar.
No se cómo ni dónde
pero a otro lugar.
En eso debía consistir la magia.



Gracias, Raúl