domingo, 6 de junio de 2010

Una escena de vodevil

 
  
 
  



"No leer,
no sufrir, no escribir, no pagar cuentas,
y vivir como un noble arruinado
entre las ruinas de una inteligencia"

Jaime Gil de Biedma






         La señorita Higgins ha estado llorando durante toda la mañana. Su cómplice internauta de años le ha abandonado por e- mail : " La miopía galopante adquirida tras todo este tiempo pegada a un monitor, va tomando un cariz preocupante, esa es la razón por la que me voy lejos de todo este entramado de sensaciones ficticias. Cuando pienses en mi, imagíname con alitas y sentada sobre una nube, feliz."

¡Será cabrona! Ha sido la expresión casi inimaginable de la señorita Higgins como respuesta- en un festivo donde todos cierran- exceptuando  los chinos.

- ¿Tienen clínex? Es que no los encuentro.
- Chi, señolita, al lado de las cacelolas.

El amante de la señorita Higgins se halla sobre un diván de tafetán rojo haciendo la trompa, mientras ella lee a través de una página Web lo especial de su relación - en una entrada donde aparecen juntas- la señorita Higgins con peluca al estilo duquesa de Alba y la Cabra tocando el piano.

- ¿Ocurre algo querida?
- No, nada ¡Será cabrona!


Ha contactado con amigos y solo uno supo consolarla: le promete que no se enamorarán nunca , que su relación será lo más gélida posible y su interés radicará  solo y exclusivamente en la confrontación de relatos y lecturas.






Por si acaso vienes a hurtadillas y me lees cuánto te echo de menos.