miércoles, 28 de octubre de 2009

Porque no me da la gana de la tristeza







Siempre fui muy desgraciada; ya desde pequeña no sabía andar, e incluso me tapaban con un chupete la boca cada vez que expresaba ese sentimiento de frustración tan noble como es el llanto.
Después me hice con unos centímetros más de altura, pudiendo mantenerme en pie, pero no lo suficiente como para atrapar la lata de leche condensada.
Cuando alcancé la talla oficial, y ya hasta correteaba, me matricularon en el colegio y como era muy lista para mi edad, pasaron directamente de enseñarme a colorear a la tabla de multiplicar del siete: siempre me atravesaba en el siete por ocho.

Pasaron  años después de esto, y empecé a sufrir de acné, también me enamoré de un niño que ni me miraba y cuando lo hacía me llamaba bigotuda. Tampoco tenía amigas afines, las que conocía solo querían jugar a la comba, y a mi me daba miedo entrar cuando la cuerda estaba en movimiento.
Así que no me casé, ni tuve hijos, pero si un perro.

Más tarde y sin explicaciones previas empezaron a morirse todos y fue cuando me compré el chupete ergonómico de color rosa pálido con dibujitos de la Warner.
Ahora no me quiere nadie, dicen que soy rara porque juego con las moscas. Zas, zas.













 VACAS EN PEDERNALES


Las vacas pintadas
de las calles de Bilbao,
se han ido de vacaciones a Pedernales.

Calladas,
humildes,
sencillas,
bellas;

Esperan un nuevo Miguel Ángel
que les diga:

Muge,
pasta,
anda,
sueña...

Fede Bilbao
                                                                                                         
                                                                                                              

domingo, 18 de octubre de 2009

A Getxo de mis amores












Nunca una campana se hizo más mía como
 la de aquella ermita de Bermeo










PD: Lo peor; es que hay que subir antes 231 escalones y claro, llegas asfixiá, la sangre no te llega al cerebro y te da por recitar con rima y todo.



domingo, 11 de octubre de 2009

Mientras tanto




T.S.Eliot solía dormir recitando los versos de los gatos habilidosos del viejo Possum ¡Qué dicha  hubiese sido estar a su vera! acompañándolo en tono burlón, bailando con el disfraz de gata, saltando hasta romper los muelles del somier.
¿Qué digo, acaso no lo estoy haciendo?
Pero Eliot se desespera, y de un manatazo me lanza hacia el tejado.





Outkast-Hey ya

Ahora quiero veros a todos siendo muy malos
Déjame algo de azúcar, soy el vecino
¡Y vamos ahora!
Muévete, muévete, muévete
                                                                                     


        
 Vuelvo a casa, pero antes necesito, debo, pescar algunas sardinas