Acabo de llorar, aún lloro; acabo de leer un breve cuento de Grace Paley, acabo de conocerla y ya la amo. Nunca entenderé del todo, me refiero a esa otra forma de caricia, la que va desde la frente, trazada hacia el hueco de ese otro nuestro sexo, prolongada hasta perderse en la perplejidad, del que tal vez, nunca estuvimos solos.
viernes, 3 de julio de 2009
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